martes, 7 de agosto de 2012

IRIDOLOGÍA

¿Que es la Iridología?

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Origen e historia de la Iridología
iridologiaLa Iridología empieza con los egipcios para quienes el ojo y la vista eran tremendamente importantes ya que formaban parte de las características propias del alma. Se fijaban sobretodo en los cambios que se producen en la coloración del iris, especialmente con las emociones y aunque no mencionan áreas, ya nos hablan de ellos con sus jeroglíficos.
Una fecha importante para la Iridología es 1836 cuando un niño de Egervar, cerca de Budapest, Hungría, Ignaz Von Peczely, a quien le encantaban las plantas y los animales, en un intento de capturar a un búho, le fracturó la pata.
En ese preciso momento Ignaz pudo observar como en el ojo del búho aparecía un cambio y empezó a pensar que los cambios que se manifestaban en el organismo también lo hacían en el ojo.
A partir de esa experiencia, continuó investigando y creó la primera topografía (interpretación) aproximada en 1850.
Desde la primera topografía hasta la última, han pasado, muchos años (1850 - 1980) y durante ese tiempo, la Iridología ha ido evolucionando y adquiriendo más datos, de modo que se ha ampliando de tal manera que, en este momento existen una gran cantidad de datos y ejemplos que manifiestan aquello que ya en un principio Ignaz Von Peczely observó en el iris.

En qué nos puede ayudar la Iridología

Utilizada correctamente, la Iridología es una herramienta de diagnóstico de las posibles patologías que el individuo puede desarrollar a lo largo de su vida y como existe un paralelismo entre la densidad de las fibras del iris y la respuesta o resistencia a las enfermedades que presenta una persona, se puede pronosticar de que modo va a responder ante ellas.

Topografía del Iris

Para determinar la topografía del iris, primero hay que estudiar y confeccionar el mapa iridológico, que consiste en una representación gráfica de las áreas iridológicas correspondientes a cada órgano, sistema o región del cuerpo humano. En el centro del mapa está la pupila, cuyo tamaño puede variar según el grado de dilatación establecida por la mayor o menor cantidad de luz o por intoxicaciones o defectos orgánicos.
A partir de la pupila se pueden determinar en el iris siete zonas:
1.- Área estomacal
2.- Zona intestinal
3.- Glándulas suprarrenales, área cardiaca, riñones y pituitaria
4.- Conductos bronquiales, glándulas pineal y pituitaria
5.- Cerebro y órganos reproductores
6.- Bazo, tiroides e hígado
7.- Área de la piel, sistema linfático y circulatorio, glándulas sudoríficas, músculos y nervios motores y sensitivos.


Mapa Iridologia 


La zona dentada nos determina la banda del sistema nervioso autónomo. Una vez determinadas las zonas concéntricas, pasemos a estudiar las zonas radiales.Para eso dividiremos el iris en grados, minutos y segundos.Imagen zonas radiales
Así, cada uno de los signos irídicos estarán determinados en una longitud y en una latitud determinada y que corresponderá a un órgano o sistema orgánico.

El examen del iris

Cuando se pretende examinar el iris de los pacientes, el iridólogo observará y aplicará las siguientes normas:
* El paciente se sentará de cara a la luz, en el caso de ser el examen a la luz del día, para proporcionar la necesaria claridad y apreciar con minuciosidad los detalles.
* Una gran intensidad de luz contraería la pupila.
* Corrientemente el examen se realiza con luz eléctrica, lo que permite dirigir el proyector de luz directamente al ojo.
Una vez bien iluminado el iris, con una lupa o lente de aumento se procederá a una detallada inspección, que puede durar más o menos tiempo, y en la que se buscarán datos, mientras se observan:

* Color
* Contextura
* Rosario linfático
* Anillos nerviosos
* Corona simpática
* Cerco de costras
* Manchas psóricas
* Lagunas Criptas

La calidad del iris

La calidad del iris depende de dos condiciones simultáneas: el color y la contextura. Esta última se refiere a la estructura del tejido iridiano y a su calidad.
De estos factores que integran la calidad del iris, la contextura, llamada densidad por algunos, es, sin duda, la más importante, porque está relacionada con la constitución del individuo, representa el grado de integridad o perfeccionamiento de los tejidos y órganos del cuerpo y nos da la medida de la vitalidad, tono, poder de resistencia y poder recuperativo.
El color nos indica rasgos hereditarios y acusa el grado de purezas e impurezas, impregnación de morbo en la sangre y los tejidos. Las numerosas clases de color y contextura existentes son extremadamente difíciles de describir de palabra, así como representarlos gráficamente. Es necesario habituarse a ver el iris de animales y de personas sanas de diversas edades y estudiar minuciosamente los grados entre lo normal y anormal, entre los iris más o menos normales o anormales.
Colores normales del iris: Sólo hay dos colores normales: el azul celeste y el de avellana moreno claro.
En el color azul celeste, las células cromotóforas del estroma no son pigmentadas y no llevan pigmento, pero adquieren sobre el fondo oscuro del epítelo una coloración azul celeste suave, brillante u uniforme, lo cual es debido a que, dejando pasar la mayor parte del haz luminoso, reflejan únicamente una porción de rayos de ondas cortas que azulean brillantemente.
En el color avellana moreno claro, las células cromotóforas de estroma contienen un pigmento moreno, que es el que comunica al iris su color avellana claro uniforme y brillante. Estos dos colores del iris que hemos descrito insistimos que deben ser brillantes.

Contextura del iris

Hemos dicho que el factor más importante para reconocer la calidad del iris es su contextura. La contextura se refiere al grado de regularidad y solidez que presenta el tejido iridiano y se refleja en la trama fibrosa, siendo, por tanto, independiente del color y de la presencia de signos y manchas.
Pueden darse iris de buena y superior contextura, con gran número de signos e impregnaciones, y otros de contextura endeble o mala, sin aquellas señales marcadamente visibles de signos, manchas e impregnaciones, siendo, sin embargo, preferibles los primeros a los segundos, porque ya hemos dicho que la contextura del tejido iridiano es el reflejo de la contextura orgánica total del individuo, dando idea del gran grado de vitalidad y tono general del sistema orgánico.

Contextura normal
El tejido del estroma, o capa superficial, está bien desarrollado, y la colocación de las fibras es ordenada y perfecta. Cuando la contextura del tejido iridiano es normal, las fibras radiadas hacen un tejido de fabricación esmerada y claramente perceptible; la superficie endotelial, que cubre la capa anterior del estroma, se halla limpia, presentando una superficie lustrosa. Este iris sería el del hombre ideal.

Contextura defectuosa
Cuando la contextura del iris es defectuosa, las fibras nerviosas y musculares del estroma están colocadas y desarrolladas desigualmente, unas desviadas, entremezclándose, formando en algunas áreas fibras apretadas y en otras separadas, dando el aspecto de sombras oscuras. Comúnmente, algunos iris son de superficie difusa, salpicados de puntitos grumosos de aspecto gelatinoso.
Todos estos iris defectuosos están indicando la pobreza general del tejido orgánico y su impregnación, y acusan un relajamiento de la vitalidad orgánica y quebrantamiento del poder de resistencia y recuperativo.

Tipos de Iris

Según su calidad, el conjunto de observaciones hechas sobre la contextura y color del iris suministran al iridólogo datos acerca de la contextura orgánica del individuo y las lesiones orgánica del individuo y las lesiones adquiridas o heredadas, lo que parece suficiente para formarse juicio muy fundado respecto de los extremos siguientes:

* Fuerza de la energía vital y su duración
* Poder de la energía vital durante el estado agudo, subagudo, crónico o destructivo
* Poder de recuperación de la energía vital para alcanzar la salud.

Sin embargo, podemos afirmar que muchísimas veces, individuos cuya débil constitución se revela en la calidad de su iris, pueden sobrevivir, y realmente sobreviven, gracias a un régimen cuidadoso de vida, dieta racional en la alimentación, higiene respiratoria y corporal y buena moral, a otros de constitución vigorosa, pero que lamentablemente malgastan el poder de su energía vital.
Cuando se diga acerca de la importancia que la contextura del iris tiene para el iridólogo, es poco. Muchísimas veces se encuentra uno ante muchachos de ambos sexos, hombre y mujeres, que según el dicho vulgar, se encuentran rebosando de salud, de fuerte apariencia, corpulentos, a quienes los mismo médicos no han podido apreciar señal alguna de enfermedad, habiéndoles tomado por aprensivos. Sin embargo, al ser examinados a través de sus ojos, se muestra con claridad todo lo contrario de lo que su exterior va proclamando. En aquel espejo fidelísimo se aprecia, a la primera ojeada, la calidad inferior de su constitución orgánica; la que aparenta firmeza de roble es débil chopo o pino inconsistente. Aparece la herencia artrítica de acidosis, el aparato digestivo congestionado, irritado, febril, con profundas alteraciones de las mucosas intestinales, con sus paredes aplastadas o dilatadas, el cerebro recargado de impregnaciones morbosas, etc. Aquel, en fin, a quien acaso el médico se vio impelido a decirle : “Usted no tiene más que aprensión, es una de las personas más fuertes que he visto.” Debería mejor saber la verdad de su estado orgánico y de su salud si le dijese: “¡Amigo mío, usted posee una contextura débil, tejido como ovillo endeble y morboso, pletórico de combustibles; se cuida severamente bajo un régimen de depuración a todo vigor o cualquier día es pasto de las llamas!”.
Para llegar a dar con seguridad estos juicios inapelables, deberá el iridólogo saber interpretar exactamente cuantas señales de anormalidad orgánica aparecieran en el iris y dar la explicación científica para que la iridoscopia tenga el respeto y la consideración de todo hombre culto.

La interpretación de los signos del iris

La enfermedad en el iris : Hemos dicho que ninguna enfermedad se produce de repente, sino que se fragua poco a poco, pasando en su evolución por distintos estados que ya hemos estudiado.
Para manifestarse cualquier proceso patológico, hace falta una predisposición, un período de latencia y finalmente un período de franca explosión sintomática, que ora toma la forma aguda, ora la crónica, según circunstancias que también hemos tratado.
El examen del iris demuestra de modo evidente esta manera de considerar la cuestión. Y así podemos observar cuatro grados patológicos claramente determinados por signos bien característicos:

* Predisposición heredada o congénita
* Inflamación aguda
* Estado crónico
* Estado destructivo

La predisposición heredada o congénita se manifiesta por oscurecimiento en las zonas de los órganos, separaciones de las fibras iridianas y pérdidas de sustancia en la zona de los órganos, en forma de huesos u ovoides generalmente. Todo lo cual quiere decir que existía un estado de enfermedad o debilitamiento en los correspondientes órganos del cuerpo de los padres.
El estado crónico se refleja por medio de líneas, manchas y bandas oscuras en las zonas de los órganos afectados, producidas por recargo degenerativo de pigmento melánico en las células del estroma del iris. Es de notar que cuando una enfermedad pasa del estado agudo al estado crónico, los signos blancos del primero se ven poco a poco mezclados con líneas y sombras de oscuras, hasta el total predominio de éstas, sobre todo si por tratamientos supresivos o deficiencias vitales se ha abortado la marcha aguda del proceso.
Los fenómenos destructivos , que suelen ser el final de las enfermedades de mal pronóstico, aparte de los traumatismos y heridas quirúrgicas, producen en el diafragma iridiano signos y puntos negruzcos, debido a la destrucción de sus fibrillas superficiales, lo que permite ver la capa epitelial posterior.
Hay que advertir que a veces el iris no refleja con fidelidad la importancia de una inflamación o lesión orgánica. Y esto, aparte de poder de ser causado por la falta de transmisión nerviosa de la que ya hemos hablado, ocurre especialmente en ciertos iris azules, cuyas células cromatóforas carecen de capacidad para formar pigmento melánico. Y es más ostensible en individuos de temperamento linfático. Entonces el estado morboso se traduce por un enturbamiento y oscurecimiento general del iris, semejante al que se observa en los estados diatésicos o de intoxicación general alimenticia.

Fuente: http://www.universonature.com/ 

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